El National Health Service, NHS, reforma su modelo en Inglaterra
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El Gobierno británico anunció una radical reforma del Servicio Nacional de Salud (NHS) que trasladará la responsabilidad de gestionar el presupuesto a las clínicas de los médicos de cabecera, en detrimento de las autoridades sanitarias que hasta ahora se ocupaban de la parte financiera. El proyecto es sólo para Inglaterra.
La reforma introduce numerosos elementos del sector privado sin que se pierda la titularidad pública de la mayor parte del sistema.
La reforma, que mantiene la gratuidad de la sanidad y no opta por el copago, sigue la línea liberalizadora ya emprendida por Tony Blair, pero con pasos más radicales.
Los médicos de cabecera tendrán una mayor autoridad en la gestión de toda la atención médica que reciban sus pacientes, éstos dispondrán de mayores alternativas de elección y los hospitales podrán transformarse en fundaciones, de acuerdo con el libro blanco presentado por el ministro de Sanidad, el conservador Andrew Lansley.
En la actualidad, ya son los centros de atención primaria los que comisionan tratamientos en los hospitales, pero ese encargo (selección de hospital y pago por el servicio) es gestionado por las propios cuadros administrativos del NHS.
Cuando los ambulatorios tengan que enviar al hospital, a centros de salud mental u otros servicios especializados a sus pacientes, éstos podrán elegir dónde quieren ir y mostrar sus preferencias sobre equipos médicos, de acuerdo con listas sobre diferentes baremos (limpieza de los centros, índice de infecciones, listas de espera...)
Un servicio llamado Healthwatch elaborará tablas sobre el rendimiento de los ambulatorios para conocimiento de los pacientes, al tiempo que se dará libertad para elegir al médico de cabecera que se quiera.
Por su parte, los hospitales tendrán más libertad para gestionarse de modo autónomo, con la posibilidad de convertirse en empresas sin ánimo de lucro. Para aumentar sus ingresos estarán facultados para admitir consultas privadas.
La responsabilidad sobre políticas de salud pública recaerá sobre las autoridades municipales.
La nueva estructura, detallada en la Cámara de los Comunes por el ministro de Salud, Andrew Lansley, conllevará la eliminación de 10 autoridades estratégicas y 152 fundaciones de gestión de la atención primaria.
Con la nueva organización, los ambulatorios se agruparán en 500 consorcios y a ellos se entregará la gestión de 96.000 millones de euros, que constituye la mayor parte del presupuesto del NHS. Ello supondrá la eliminación de 162 entidades administrativas en 2013, con el despido o recolocación de las 30.000 personas empleadas en ellas.
Uno de los objetivos, además de mejorar el servicio, es ahorrar unos 24.000 millones de libras a lo largo de los próximos tres años.
El Gobierno británico asegura querer llevar a cabo una «revolución de información» en el NHS, dando a los pacientes acceso a un gran número de datos sobre sus hospitales y ambulatorios con la esperanza de que con ello puedan elegir con mayor criterio a qué centro se dirigen y ello a su vez suponga un aumento general de los estándares de la atención médica que reciben los ciudadanos.
Según el ministro Lansley, el lema de la reforma tiene que ser «ninguna decisión acerca de mí sin mí», en referencia al paciente. «Nuestro propósito es dar a la gente un acceso completo, fiable y fácil a una información que va desde los distintos tratamientos aplicables en diferentes situaciones a las puntuaciones que tienen los centros en varias materias, como la relativa a infecciones o listas de espera», indicó el titular de Sanidad. Muchos de esos baremos, que ya existen, pasarán a ser otorgados por una organización independiente, cuya creación estará contemplada en la ley de reforma del NHS.
Ian Gilmore, presidente del Real Colegio de Médicos, ha dado la bienvenida al proyecto. «Nos satisface que se refuerce el papel de una auditoría clínica nacional y que los centros de atención primaria puedan enviar a los pacientes a concretos especialistas de hospital de acuerdo con el deseo de los pacientes».
La reforma propuesta, que se someterá a consulta pública antes de empezar aplicarla en los próximos tres años, se considera la mayor transformación del NHS desde su fundación en 1948.
Mientras la Asociación de Médicos Británica (BMA) cree que el cambio será favorable, con el argumento de que los médicos conocen bien las necesidades de sus pacientes y la comunidad, los sindicatos temen que sea un caos y perjudique un buen servicio.