"Todo lo no-COVID se paralizó; hay que volver a la normalidad sanitaria”, sentenciaron al unísono especialistas de distintos hospitales españoles en el encuentro organizado por la Fundación Bamberg
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Los expertos debatieron sobre el impacto del coronavirus en las patologías más prevalentes. Patologías más relevantes como el cáncer, las inmunológicas, inflamatorias, cardiológicas, la salud mental y la Atención Primaria se vieron gravemente afectadas.
Asimismo, se refirieron al agravamiento de estas patologías y la necesidad de resolver cuanto antes el atasco de las listas de espera, “ya de por sí largas”.
Además, citaron a las nuevas tecnologías como nuevas oportunidades de mejora en la eficiencia y eficacia en el tratamiento de estas patologías.
Jose Ramón Gonzalez Juanatey, jefe del servicio de Cardiología del hospital de Santiago reconoció que durante los meses duros del confinamiento los infartos cayeron de forma dramática. “Más de 12.000 personas murieron en sus casas”.
Apuntó que en su especialidad vieron claro en 2013 que el teletrabajo estaba infravalorado. “Por ello, pusimos en marcha el que la primera consulta fuera telefónicamente”.
La experiencia fue muy positiva y, “de hecho, más del 20% de las consultas se resuelven de forma no presencial; con la COVID nosotros ya estábamos preparados para trabajar”.
Estela Paz Artal, jefa del Servicio de Inmunología del Hospital 12 de Octubre,en Madrid, apuntó que los procesos comunes se “pararon en seco”.
La pandemia les supuso de la noche a la mañana un cambio brutal en la actividad del laboratorio, “mientras todos los colegas de los hospitales empezaban a mirar a nuestros servicios”.
Les hacían preguntas que ellos tampoco podían contestar, “porque no sabíamos nada del virus. Al ser una dolencia infecciosa parecía que los antirretrovirales era lo adecuado”.
“Pero también otras terapias como los interferones alfa y beta, aunque luego se vio que no aportaban nada”, explicó.
Entre las áreas de su actuación que más se vieron afectadas por el parón, Estela Paz se refirió a los trasplantes de órganos, “se suspendieron por seguridad. Ahora se están reanudando poco a poco, igual que los hematopoyéticos”.
Para la especialista, la pandemia ha puesto de manifiesto debilidades estructurales, común a muchas especialidades; todos hemos visto que hay 2 o 3 áreas de mejora”.
“Nos olvidamos de los pacientes no-COVID”
Ignacio Para, presidente de la Fundación Bamberg
Jorge Matias-Glu, del Hospital San Carlos de Madrid, resaltó que las patologías neurológicas también sufrieron una caída importante. “Los pacientes no querían venir a los centros y los códigos ictus bajaron”.
Según el neurólogo, “todos pensábamos en el COVID y nos olvidamos del resto de los pacientes que estaban ahí. ¿Quién se preocupaba de los que tenían Alzheimer, de los epilépticos?”, preguntó.
“Tuvimos muchas dificultades para su seguimiento; en nuestro caso es difícil atender al paciente sin verles. Ahora el teletrabajo parece la panacea, pero en la consulta telemática pueden darse muchos errores”.
Aunque la consulta no presencial fue también su única opción, aunque no la mejor en esta especialidad. “Hicimos miles de consultas telefónicas; con 90 llamadas diarias con los pacientes”.
Para el neurólogo, es preciso aprender y reflexionar “porque necesitamos información para que la siguiente crisis no nos coja desprevenidos”.
Asistencia en remoto
Rosa Corcoy Pla, directora de la Unidad de Diabetes, endocrinóloga y nutricionista del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona, sostuvo que minimizaron la asistencia de pacientes en los centros.
“Con la crisis hemos visto que el 50% de la atención ambulatoria del Servicio donde tratamos a personas con obesidad, hipertensión, o diabetes puede hacerse a remoto”.
Pero detectaron que muchos pacientes carecían del teléfono de consulta urgente que habían implantado, “aunque no perdimos la asistencia las 24 horas”.
Consideró que fue clave en su centro actuar con rapidez para tener un canal adecuado telefónico, “pero podría dar más de sí con una videollamada, para estar lo más posible cara a cara con el usuario”.
Corcoy Pla recordó que se encontraron con que los pacientes que estuvieron bien atendidos por tener descargada las plataformas tecnológicas eran gente joven y con perfil tecnológico, “por lo que tuvimos que volver a la llamada telefónica”.
Abogó por un cambio de mentes de profesionales y equipos de apoyo, “ya nadie se declara no tecnológico, sino que piden ayuda. Las nuevas herramientas simplificarán que la información sea accesible”.
Miedo a acudir a Urgencias
Mariano Provencio, jefe de Oncología del Instituto de Investigación en Salud del Hospital Puerta del Hierro reconoció, al igual que el resto de los especialistas, que todo lo no-COVID se paralizó”.
Adelantó que la disminución de pacientes nuevos se redujo del 33 al 5%. “Descendieron las estancias hospitalarias; las cirugías cayeron un 7%; nos llegaron menos tumores”, explicó.
El oncólogo indicó la gran dificultad que hubo para ver los síntomas de un tumor en consulta. “La barrera de acceso lo impidieron y se suspendieron las cirugías y pruebas”.
Además, muchos pacientes tenían miedo, “no querían acudir a Urgencias; disminuyeron de forma dramática los screening de cáncer; su impacto se tendrá que evaluar”.
Los datos de un estudio de EE. UU, apuntó, son dramáticos. “Todavía nos falta por ver los datos colateriales difíciles de diagnosticar del COVID-19”.
Especialistas reconocieron que “Todo lo no COVID se paralizó”
La industria, en marcha
Federico Plaza Piñol, Government Affairs. Director en Roche Pharmaceutical, explicó que en la pandemia se desplazaron todos los recursos humanos, tecnológicos, terapéuticos y de infraestructura al COVID.
De hecho, se están desarrollando en España 100 ensayos clínicos. “En este momento, además de las vacunas promovidas, hay opciones en investigación clínica rigurosas y aceleradas para tener la aprobación de que los productos sean eficaces”.
En el plano no-COVID, el sector “ha garantizado el acceso de medicamentos al paciente; la potente red de farmacias de España lo han posibilitado; hemos colaborado para que los más vulnerables tengan acceso a los fármacos”.
Citó aspectos inquietantes, como el de los enfermos agudos. “La bajada brutal del código infarto-ictus hace pensar que hay que buscar alternativas para que se activen los procesos y la medicación”.
Por otro lado, según Plaza, han bajado los diagnósticos de los pacientes crónicos. “El mejor es el diagnóstico temprano y se ha perdido”, al tiempo que abogó por fomentar la comunicación.
Estos meses se han cancelado el 70% de las consultas no-COVID y solo una tercera parte de ellos consiguieron hablar con el médico telefónicamente. Los pacientes perdieron el contacto con el especialista.
Contacto con los pacientes
Por último, abundó en el uso estos meses de las teleconsultas, teleinteracción, teleseguimiento. “Sería importante conocer la opinión de los pacientes; cómo se ha gestionado”, aunque apostó por un modelo hídrido.
“Un modelo que libere tiempos a los profesionales, pero que mantenga la comunicación con los pacientes que es clave para un sistema como el nuestro”.
Angelino Ruiz López, Head of Market Access & External Engagement UCB Iberia, coincidió con Plaza en sus apreciaciones.
En este sentido, mostró su preocupación por el retraso de las pruebas diagnósticas, por el abandono de la medicación de muchos pacientes. “Hay que paliar esto”.
Para Ruiz López es vital atajar cuanto antes las listas de espera que se han incrementado reforzando el capital humano
Suspensión de las cirugías
La parte quirúrgica del panel de expertos fue Constantino Fondevila, jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Clinic de Barcelona, que detalló que la dura situación hizo que las cirugías comunes se suspendieran; el impacto fue brutal.
“Descendió de forma dramática la actividad quirúrgica de todas las especialidades; en marzo solo hubo un trasplante y durante la pandemia solo otro”.
En el Clinic hubo más de 1.000 especialista dedicados a COVID, tanto enfermeras, médicos, administrativos. “Los cirujanos nos implicamos en primera persona, con el aprendizaje de protocolos, EPIs”.
Los médicos y cirujanos “tuvimos que hacer frente común; la organización supuso un reto. Hubo que priorizar y se hizo de acuerdo con los jefes de servicio del hospital”.
En opinión del especialista se ha aprendido que para poder implementar de cara al futuro la racionalización del uso de los quirófanos independientemente de la especialidad.
Pacientes desaparecidos
Andreu Combalia Aleu, jefe de servicio de Traumatología del Clinic de Barcelona, subrayó que en su especialidad estaban acostumbrados a trabajar con presión, pero que “de la noche a la mañana “ nuestros pacientes desaparecieron.
“Existieron las caídas de domicilios de los ancianos, pero las cirugías ortopédicas se suspendieron, porque el hospital se llenó al 80% de pacientes COVID”.
Subrayó que la cirugía ortopédica, degenerativa se paró y se continuaba con las urgencias, fracturas de cadera con porcentaje mortalidad superior, ya que fallecieron dos pacientes in intervenir”.
La actividad de consultas externas se suprimió. “Se trabajaba desde casa; se anularon todas las visitas y las indispensables eran por teléfono; los pacientes estuvieron satisfechos”.
Solo se operaba lo inaplazable “y en algún tipo de fracturas volvimos al pasado tratándolas de forma conservadora”.
A finales mayo empezaron la desescalada, para no acumular una lista de espera, porque eran “ socialmente inaguantables. Ahora estamos como antes del coronavirus; disponemos de las mismas salas de quirófano”, añadió.