Expertos reconocen una mayor incidencia de sífilis y tuberculosis en los países desarrollados
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Los males secretos son patologías que tienen un especial estigma. Quizás la más representativa de todas ellas sea la sífilis, que tardó en curarse casi cuatro siglos desde su aparición, en 1495. “Se ha dicho de la clamidia que es la enfermedad silenciosa, pero puede decirse lo mismo de la sífilis, pues sus síntomas, pasados los estadios iniciales, pueden tardar en aparecer hasta 20 años después del contagio”, ha señalado el profesor Guillermo Olagüe de Ros, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Granada, durante su intervención en la tercera sesión del ciclo “Desde la Memoria: Historia, Medicina y Ciencia en Tiempos de…”, organizado por la Fundación de Ciencias de la Salud.
Con respecto a la visión estigmatizadora de esta enfermedad, es de destacar la imagen de la culpabilidad de la mujer frente a la inocencia del varón como norma durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. “Esta situación se vió considerablemente agravada por el predominio de una legislación muy represiva y vejatoria con la mujer en todo ese tiempo”, señala el experto. “A esto habría que unir las repercusiones bioéticas de la abundante experimentación con humanos que se llevó a cabo durante el siglo XX sin consentimiento alguno de los afectados, sobre todo en Estados Unidos”. Esto produjo la publicación de más de 15 artículos sobre la enfermedad entre 1932 y 1972. “En España se está dando un incremento importante en su incidencia”, concluye.
Otro mal secreto muy representativo es la tuberculosis. En contraste con la visión estigmatizadora dada por el profesor Olagüe de Ros, el escritor Ignacio Martínez de Pisón ha hablado del prestigio social de una enfermedad que hizo especial mella en el colectivo de artistas durante el siglo XVIII y principios del XIX. “Estar enfermo era bello e incluso deseable”, señala. “Este vestigio romántico desapareció cuando se descubrió el bacilo causante de la enfermedad”, añade. Escritores tan importantes como Gustavo Adolfo Bequer, las hermanas Brontë, Miguel Hernández, Franz Kafka, George Orwell, Jaime Gil de Biedma, Edgar Alan Poe o Antonio Machado padecieron o vivieron de cerca la enfermedad.
En cuanto a la presencia de la tuberculosis en la literatura, “La Montaña Mágica”, de Thomas Mann, es la obra cumbre. Por su parte, “Pabellón de reposo”, de Camilo José Cela, sería la novela española más importante sobre esta patología y sobre la vida en los sanatorios antituberculosos. A partir de 1960, “el paso del ingreso hospitalario al tratamiento ambulatorio de la patología modifica de forma determinante esta tradición novelesca”, explica. En general, “la tuberculosis, en este tipo de libros, suele reflejar la situación que en ese momento está atravesando la sociedad en la que está ambientada la historia”, añade. Al igual que ocurre con la sífilis, hay numerosos estudios que muestran un incremento importante de la tuberculosis en los países desarrollados.
Próximas citas
La cuarta y última sesión del ciclo se celebrará mañana, a las 19:30 horas. Bajo el título general de “Epidemias en España”, contará con las ponencias de Esteban Rodríguez Ocaña, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Granada (Epidemias del siglo XVIII y XIX), y de Rafael Nájera, profesor emérito de la Escuela Nacional de Sanidad (Historia de la gripe). El moderador del acto será Diego Gracia, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud.