Legisladores, políticos veteranos y en activo y la sociedad civil, buscan salidas a una sanidad en su encrucijada, en busca de una reforma el SNS desde la relevancia de las políticas sanitarias
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En su último encuentro del ciclo "Saliendo de la Crisis del Coronavirus", la Fundación Bamberg dio la palabra a diferentes expertos y agentes del sector de la salud para conocer, desde el debate, las necesidades de coordinación legislativa y de coordinación de la asistencia sanitaria y de la investigación entre las Comunidades Autónomas y la Administración Central. Todo ello con la intención de reformar en la buena dirección el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Ignacio Para Rodríguez-Santana, presidente de la Fundación Bamberg, razonó que la existencia de 17 parlamentos fractura la política farmacéutica y el acceso a innovaciones, junto a una ordenación sanitaria que propicia la existencia de desigualdades.
Apostó por la progresiva armonizació de la sanidad pública y privada para evitar problemas como al escasez de médicos y enfermeras, entre muchos. Para ganar también en coordinación entre los distintos niveles asistenciales, con el objetivo de mejorar salud pública, reforzar la Atención Primaria (AP) y ganar todos en digitalización.
A la vez que se generaliza el reconocimiento de los méritos en el desempeño, se aumenta la competitividad y se echan abajo las barreras para la libertad de elección de los ciudadanos sobre el centro en el que quieren ser tratados.
La enfermera Elvira Velasco Morillo, portavoz de Sanidad por el PP en el Congreso de Diputados, habló de tristeza en la sexta ola de Covid-19, sin que exista una legislación específica de pandemias. Lo que explica 17 respuestas a una misma crisis sanitaria en un escenario sin precedentes que se salva con el esfuerzo de los profesionales sanitarios generalmente escasos.
Pidió, así mismo, la prometida agencia estatal de salud pública y evaluación de la calidad asistencial, tal como consta en el dictamen de reconstrucción del Parlamento.
El doctor Juan Luis Steegmann, portavoz Vox de Sanidad en el Congreso, echó de menos ministros de sanidad como Ana Pastor en una crisis como la actual.
Aunque no quiso caer en el síndrome de Casandra, recordó que su grupo ya había avisado de parte de lo que iba a pasar con la pandemia.
Sin embargo, y para corregir la situación presente, propuso un anillo microbiológico frente a pandemias producidas por virus respiratorios cuya amenaza crece con la globalización.
No respaldo, por otro lado, una ley de pandemias sino una sanidad unificada, con test de antígenos masivos, hospitales monográficos y mejores retribuciones para los sanitarios.
También se mostró preocupado por la huida de los ciudadanos de la sanidad pública a la privada.
El abogado Ricardo de Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario (AEDS), estimó que la petición reciente de una ley internacional de pandemias por parte de la ministra de Sanidad Carolina Darías a la Organización Mundial de la Salud (OMS) conlleva una contradicción intrínseca. Junto a una ley de salud pública de 2011 en España insuficientemente implementada, con el fruto de un centro de emergencias sanitarias incapaz de hacer bien su función.
Seguidamente, el jurista Julio Sánchez Fierro entendió que el Consejo Interterritorial del SNS (CISNS) no es foro de la gestión sanitaria sino de la política dedicada a ella. Desde su experiencia previa como subsecretario de Sanidad reclamó una cultura colaborativa entre lo público y lo privado que se conduzca con transparencia, rendición de cuentas y orientación a resultados, además de contar con una financiación adecuada.
El doctor Tomás Cobo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), consideró que la falta de transparencia también se puede aplicar a la compra de vacunas por parte de la Unión Europea.
Aludió a la crisis de implementación de las ideas desde la intrusión de la política en la gestión clínica. Hasta llegar a un sistema universal y soportado por impuestos que se ve frenado por unos recursos disponibles cada vez más menguados.
Sobre la gestión pública, hoy ineficiente, pidió mayor apoyo a las unidades asistenciales con unos recursos humanos que, lamentablemente, se ven forzados a emigrar en muchos casos.
A continuación, Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), resaltó el orgullo de los sanitarios por su excelente labor en la pandemia, entre los que situó a los farmacéuticos en todas sus especialidades de una manera especial.
Desde la demostración de que la mayoría de 22.137 farmacias del país se mantuvo abierta e hizo posible más de 30 millones de servicios prestados a los ciudadanos en los primeros meses de la pandemia, y 850.000 de ellas a domicilio.
También argumentó que la red de farmacias es un ejemplo de concertación al gestionar la parte de los recursos públicos que representa el medicamento, pero con gestión privada de sus titulares.
Inició la segunda mesa el doctor Juan Abarca Cidón, presidente de la Fundación IDIS, con la constatación de la caída de la calidad asistencial en el sector público desde 2017, hasta su alta ineficiencia actual visible en muy largas listas de espera.
Para optar a un SNS cohesionado e interoperable vio necesarias grandes reformas que conduzcan a un nuevo marco de financiación y de los cuadros humanos dedicados a sanidad.
Abarca Cidón saludó como positivo que cobre forma la inclusión del movimiento asociativo de pacientes en el consejo consultivo del CISNS.
El doctor Enrique de Porres, consejero delegado de ASISA, reclamó pasar de la retórica a mayores avances en políticas de futuro, con poca convicción sobre la posibilidad de pactos sanitarios.
Faltaría, según apuntó, un libro blanco de participación de todos los agentes de la salud al estilo de lo que se hizo en Reino Unido.
En ese punto, dejó patente que el sector privado atendió al 20% de la población desde que empezó la pandemia incluso fuera de cobertura por parte del seguro privado.
El doctor José María Vergeles, consejero de Sanidad de Extremadura, lamentó la polarización política que vive el país en su plasmación autonómica y estatal central, con la principal dificultad de llegar a una adecuada financiación para la sanidad, preferiblemente finalista.
Pese a lo anterior, defendió la cogobernanza lograda durante la pandemia y su fruto en mayor número de acuerdos que desacuerdos. Así mismo, deseó que las decisiones del CISNS sean vinculantes.
Julio García Comesaña, consejero de Sanidad de Galicia, no compartió el tono pesimista sobre el comportamiento del SNS durante la pandemia, al compararlo con el de EEUU.
A la vista de los avances logrados a la fuerza por el patógeno, destacó la mejora en las tasas de adherencia a los tratamientos y una vigorización de la AP, al menos en su territorio, según expresó.
El doctor Rubén Moreno Palanques, ex secretario de Sanidad, apostó por un nuevo modelo de gobernanza, un nuevo marco laboral de los profesionales sanitarios y también por la colaboración público y privada, en un contexto de deseable despolitización. Para actuar antes de que los 7.000 nuevos patógenos con potencial zoonótico que piden pista tengan su oportunidad, como ironizó.
Durante su turno, el doctor José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, recordó que en el trasfondo de todo el debate está que los ciudadanos reivindican sin reservas el derecho a la salud, a través de un sistema asistencial accesible y de calidad, mediante un nuevo rol del Estado para corregir desigualdades. A lo que añadió que los fondos Next Generation pueden impulsar la investigación biomédica en el país, desde de su base acreditada internacionalmente.
Completaron la jornada el doctor Mario Mingo Zapatero, presidente del consejo asesor de la Fundación Bamberg, con su moderación de los políticos regionales de la salud, pretéritos y en activo y, también, desde la entidad convocante, con el doctor Ignacio López Balboa, patrono de la misma, que resumió el resto de las ideas principales del encuentro, a pesar de su proceso respiratorio.