¿Qué pasa con nuestra Sanidad?
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08Abr | 2020
La Fundación Bamberg lleva quince años trabajando por conseguir que nuestro sistema sanitario sea cada vez más excelente, por garantizar el acceso a las nuevas terapias, por conseguir una sanidad cada vez más equitativa, por un sistema sanitario más eficiente y por conseguir que nuestra sociedad sea cada vez más sana y mejorar los resultados en salud de la actividad sanitaria. Esta labor tan relevante ha quedado reflejada en la extensa producción bibliográfica y la ingente realización de encuentros, conferencias, simposios y congresos en los que ha reunido a las máximas autoridades en políticas de la salud, en materia científica, en atención clínica y en la atención y gestión de la asistencia sanitaria.
Entrevistamos hoy a su presidente, Ignacio Para Rodríguez-Santana, experto en tecnologías, gestión y política sanitaria para que nos dé su opinión sobre temas candentes actuales como son las listas de espera y el acceso a las innovaciones terapéuticas, tanto farmacéuticas como tecnológicas.
¿A qué se debe el aumento de las listas de espera? ¿Se deben a ineficiencias organizativas, a falta de recursos o a un aumento incesante de la demanda? ¿Cómo cree que se pueden reducir?
Pasa un poco de las tres cosas: se sufren las ineficiencias de un sistema de gestión funcionarial donde no es posible reconocer el mérito y las retribuciones son en función de la antigüedad. También es cierto que hay un aumento de la demanda. En envejecimiento, la mayor percepción del valor de la salud y la mayor capacidad de detección de enfermedades son causa de ello. Claro, y el coste cero que hace tender a que la demanda siempre sea mayor que la oferta
Las listas de espera son las válvulas de escape ante un sistema que no da más de sí. Hay escasez de profesionales. Mal pagados. Con un alto grado de temporalidad y con una saturación de pacientes. Para minorarlas lo que hay que hacer es poner a trabajar todos los recursos, con quirófanos abiertos mañana y tarde. Pero eso no es suficiente. Recientemente declaraba el Gerente del Servicio Andaluz de Salud que en varios hospitales andaluces había quirófanos cerrados por falta de profesionales, que había equipos radiológicos infrautilizados por falta de radiólogos, etc.
Finalmente, creo que la colaboración público privada es muy necesaria, es incuestionable. Sobre todo, cuando los servicios que provee la privada a la pública son mucho más baratos que lo que cuesta realizarlos por la pública. Estamos en una situación extrema y, efectivamente, creo que la colaboración con la sanidad privada mediante conciertos para la reducción de las listas de espera es una parte muy importante de la solución.
¿Cómo cree usted que se podrá financiar el acceso a los medicamentos innovadores, más caros, sin poner en peligro los equilibrios financieros del SNS?
Evidentemente, siempre habrá un problema de financiación de los servicios públicos. Los servicios públicos se financian mediante la recaudación de impuestos y el volumen de estos dependen de la riqueza de cada país. Hay que pagar intereses de la deuda, hay que pagar las pensiones, hay que pagar las prestaciones por desempleo, la atención sociosanitaria, la educación, etc. No habrá dinero para todo y habrá que priorizar. Y en sanidad pasa lo mismo no habrá dinero para todo y, si queremos contar con una sanidad pública de excelencia, habrá que priorizar. Desfinanciar aquello que es superfluo o que las personas pueden financiárselo.
Lo que nos importa es que las enfermedades de gran riesgo y con alta mortalidad y cuya morbilidad va en aumento, puedan ser tratadas, puedan ser curadas. El ciudadano tiene que saber que, ante un cáncer, ante una leucemia, ante el cáncer infantil o ante un problema grave cardíaco, ante un ictus y otras muchas enfermedades graves y potencialmente mortales, va a poder ser atendido con la mejor tecnología, con las mejores terapias con la medicina más innovadora.
Las nuevas terapias están cambiando hacia una medicina personalizada mediante el conocimiento de la genómica y el comportamiento molecular e inmunitario de nuestro cuerpo, la proteómica, la medicina regenerativa. Y estas terapias personalizadas van dirigidas por tanto a grupos de pacientes más reducidos; por eso los costes por paciente son mucho más altos, porque se reparte entre menos. La industria farmacéutica innovadora está haciendo un gran esfuerzo para posibilitar la aplicación de estos medicamentos mediante la negociación con los gobiernos, mediante acuerdos de techo de gasto y de pago por resultados. Es una manera de limitar el gasto y de pagar solo aquello que realmente el efectivo.
Concluyo, cuanto más rica es una nación, mayor presupuesto podrá aplicar a la sanidad, por tanto, lo determinante es la creación de riqueza y no la distribución de la pobreza. Si la riqueza no crece, el sistema se deteriorará aún más. Lo que no podemos hacernos es endeudarnos y endeudarnos hasta que quebremos.
¿Cómo cree que se podría asegurar la adquisición de las últimas tecnologías por el SNS?
Ya hay un plan de modernización que se elaboró por el anterior ministerio y Fenin. Lo que no hay es dinero para abordarlo. Hemos de agradecer iniciativas privadas de fundaciones como la Fundación Alicia Koplovich, que dotó de un robot DaVinci al hospital Clínico san Carlos, el único hospital público de Madrid que lo tiene y a la Fundación Amancio Ortega que ha renovado un parque muy obsoleto de tecnología para la protección y el tratamiento del cáncer en el Sistema Público de Salud.
Como decía antes, el sector privado siempre puede ayudar. Hoy en día los hospitales privados cuentan con un nivel de tecnología mucho mayor de los públicos. Lo que tienen que hacer nuestros políticos y gestores es emplear el dinero público, que es el de todos los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos, de la manera más eficiente contratando los servicios allá donde sea de mayor calidad y más barato, sea el centro público o privado. No hay que confundir la cobertura pública de la asistencia sanitaria con la gestión pública de la asistencia sanitaria que, vulgarmente, se define como “Sanidad Pública”.
¿Cómo garantizar un acceso equitativo a estas terapias innovadoras en todo el territorio nacional?
Entiendo que debe de haber una única sanidad para toda España, con una política y unas directrices únicas. Con una política de salud Pública para toda España. En la que cualquier español pueda ser atendido en toda España en cualquier hospital o en cualquier centro de salud presentando su tarjeta sanitaria que debe ser válida en todos los territorios del Estado, donde deben imperar los mismos derechos y deberes del ciudadano respecto a la Salud. Porque es una locura el galimatías legal que existe ahora en el que cada Comunidad Autónoma tiene su propia ley de derechos y obligaciones respecto a la salud, su propia ley de farmacia, su propia ley de salud pública, su propia ley de gestión, de ordenación sanitaria, de centros. Es una locura. Hay una enorme desigualdad y falta de equidad en el acceso a la sanidad pública, en el acceso a muchos medicamentos, en el acceso a las terapias innovadoras. Hoy en día las desigualdades son muy importantes y depende donde vivas para que sobrevivas o te mueras.
Creo que se debe acabar con eso. Debemos acabar con ese gasto desmesurado político y administrativo, con ese galimatías legal y con esa desigualdad entre españoles.