Comprensible huelga de médicos y sanitarios en Madrid

  • 07
    Ene | 2013
    Ignacio Para | Huelga sanitaria, Huelga sanitaria, marea blanca, marea blanca, privatización sanidad, privatización sanidad

     

    Esta huelga de médicos y sanitarios en Madrid es injusta para las compañías del ámbito de colaboración público-privada. Insolidaria. Se ha producido por la insatisfacción de los sanitarios-funcionarios por la bajada de salarios y posterior eliminación de la paga extra de diciembre, así como, en general, por la actitud de los políticos. Esto último es razonable ya que los ciudadanos desconfían en general de la actual clase política y desean que se adelgace antes la Administración Pública y las estructuras políticas y sindicales que los sectores productivos que atienden a servicios sociales como la sanidad y la educación. Faltan acciones ejemplificantes por parte de las Administraciones Públicas del Estado y de las Comunidades Autónomas, aunque el Gobierno de la Comunidad de Madrid precisa y paradójicamente es quien las ha emprendido y liderado.

    Creo que esta huelga se ha debido más a la forma que al fondo; más a la forma en como se ha decidido y cómo se comunicado el plan de reformas, que al fondo de la cuestión que la debería fundamentar. Por eso algunos no se la explican. Pero si reflexionan se darán cuenta. Los profesionales deberían estar implicados desde el principio en la reforma. Saberla antes que los demás, ser copartícipes.

    Pero lo malo es que esta huelga se fundamenta en una mentira: la defensa de la sanidad pública. Son los sindicatos de clase y las asociaciones de la izquierda mas radical los que han echado leña al fuego y han propagado un cúmulo de inexactitudes y, sí, mentiras descaradas… Y lo han propagado con todo el cinismo y con una estrategia bien planificada típica de épocas pasadas. Para ellos el fin justifica los medios no importa el daño que produzcan. Se ha apropiado del descontento y han propagado ideas falsas manipulando a los sanitarios -con razón insatisfechos por los recortes- y a los ciudadanos y pacientes con el fin de recabar sus firmas y el seguimiento de sus consignas extremistas y demagógicas. Como si su actitud de inmovilismo fuera a garantizar las prestaciones sociales y sanitarias.

    Para salvar nuestro sistema sanitario, cuyo objetivo es que todos los españoles contemos con una asistencia sanitaria de calidad y gratuita, hay que hacer profundas reformas. Y si no se hacen, el sistema se desmoronará y se degradará de manera que el que quiera una asistencia sanitaria de calidad tendrá que contratarla por su cuenta.

    Ante la escasez de dinero y el empobrecimiento de nuestra economía, necesitamos concentrar nuestros esfuerzos en garantizar la mejor asistencia sanitaria para todas aquellas enfermedades que conllevan riesgo vital; es decir, que puede suponer la muerte para quien la sufre o una vida de dependencia que afectará a su desarrollo vital. Y que esta asistencia conlleve los últimos adelantos farmacológicos, biológicos y tecnológicos.

    Y que todos tengan acceso a estos tratamientos en igualdad de condiciones. Esta asistencia hoy no está ni ha estado garantizada para todos y en todos los sitios.

    Además la asistencia “Universal” propagada por la Ley General de Sanidad de hace 26 años, no ha sido efectiva hasta que ahora este Gobierno del Partido Popular lo ha establecido. Ni los gobiernos socialistas de González y Zapatero ni el reformista de Aznar hicieron efectiva la universalización (excepto para los inmigrantes) ya que los españoles que no cotizaban a la seguridad social no tenían acceso a la tarjeta sanitaria. Los españoles tenían menos derechos que los inmigrantes irregulares. ¡Vaya paradoja!

    Por ello debemos dejarnos de dogmatismos, debemos pensar en prescindir en la cartera de prestaciones de aquellas que sean accesorias, aquellas que no respondan a patologías graves y de aquellas que supongan un coste inapreciable para las economías de los ciudadanos.

    Por ello debemos también de establecer nuevas fórmulas de gestión que hagan más rentable el dinero que, a través de nuestros impuestos, se emplea en garantizar la asistencia sanitaria. Nuevas fórmulas que permitan un uso más eficiente de los recursos, que eviten el despilfarro y mejoren la productividad. Nuevas fórmulas que induzcan a los centros sanitarios a promocionar la salud de la población, a desarrollar políticas preventivas respecto a las enfermedades de su población. Nuevas fórmulas de gestión que promuevan la innovación y mejora continua de la calidad y del servicio a sus pacientes y usuarios.

    Y esto es lo que tímidamente está emprendiendo el gobierno de la Comunidad de Madrid. Los hospitales cuya gestión asistencial se quiere externalizar son hospitales que se han podido construir solo gracias a la colaboración público-privada. Estos hospitales han sido construidos con fondos privados para dar un servicio público a un precio anual fijo muy bajo y asumiendo la parte privada el riesgo. La gestión no asistencial

    es privada y la asistencial es pública. Ahora, en base a la experiencia de otros tres en que las empresas privadas asumían toda la gestión, que nos dice

    que es más eficiente y de mayor calidad según las encuestas de satisfacción, parece aconsejable evolucionar ese modelo mixto al modelo de gestión integral.

    Lo que está fuera de toda duda es que la gestión sanitaria pública necesita de herramientas tan potentes  y efectivas como la privada y por eso se han planteado fórmulas de gestión empresarial o autogestión como es el caso de los centros de primaria.

    Estas acciones se están llevando a cabo por los gobiernos autonómicos de todos los colores y en todas las regiones. Pero es contra Madrid contra el que han dirigido sus ataques. ¿Por qué será? No hay otra explicación que el de la lucha política y partidista de acoso y derribo.

    Yo animaría a TODOS a trabajar juntos y a construir el mejor futuro posible en el que los sanitarios sean valorados por lo que son y no como funcionarios, en el que se les premie por sus resultados en salud y en eficiencia, en el la asistencia sanitaria, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades se desarrolle con la máxima calidad eficiencia y eficacia. Partiendo del sentido común, sin dogmatismos y aprovechando las experiencias habidas en España y en otros países. Las autoridades sanitarias, políticas y civiles, deben de trabajar juntas y los partidos deben de dejar de usar la sanidad como elemento de confrontación. Y los médicos deben admitir que dejarán de ser funcionarios para ser MEDICOS, con mayúsculas, y deberán competir en el mercado aportando innovación, conocimiento, experiencia y resultados, como el resto de profesionales.

    Tenemos que trabajar en positivo y no actuar de forma reactiva y menos con resentimientos. Y los poderes públicos deben tener siempre presente que el poder reside en el ciudadano y que el otorgamiento de un voto no da carta blanca. La sociedad política y la civil han de trabajar juntas en igualdad de trato y con la misma consideración.

    Los resentidos sociales, los indolentes, los aprovechados, los que se creen con derecho a todo y sin obligación a nada, no deben ser considerados por nuestra sociedad, debe ser rechazados y animados a cambiar